Las plantas, junto con las bacterias en el sustrato del acuario, forman un sistema de filtrado muy eficiente. En particular las plantas de crecimiento rápido, como el cerastio (Ceratophyllum demersum) o el verdín (tipo Elodea y Egeria) absorben además nitratos y amonio por lo que contribuyen a la descontaminación del agua.
Una parte de la vegetación acuática debería estar formada por plantas de crecimiento rápido ya que éstas eliminan desde el primer día sustancias nocivas que contienen nitrógeno.
Durante la fotosíntesis, las plantas absorben dióxido de carbono y enriquecen el agua con oxígeno.

Las plantas proporcionan escondites a los peces contribuyendo así a disminuir el estrés. Los peces más jóvenes y alevines dependen de una vegetación abundante con plantas de hojas finas para poder esconderse de sus compañeros hambrientos.

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Un acuario con una vegetación abundante se convierte en una atracción relajante y decorativa en su hogar.
Los diferentes tonos verdes de las plantas crean un ambiente apacible y armonioso en el acuario.