Para los acuarios de agua dulce las piedras de granito y basalto son muy apropiadas, pero no las calcáreas. Tampoco son adecuadas las piedras manchadas de aceite, las rocas minerales o piedras con incrustaciones metálicas, aunque sean muy decorativas. Lave cada piedra cuidadosamente con agua hirviendo y evite llenar excesivamente el acuario. Es preciso pegar las piedras que forman conjuntos rocosos entre sí con silicona (comprada en una tienda especializada - las siliconas provenientes de almacenes de materiales de construcción son a menudo contaminantes), ya que en caso contrario los peces, al hurgar en el fondo, podrían hacerlas caer.