Los criadores chinos, siglos atrás, obtubieron a partir de la estirpe salvaje de karassius auratus, una primera variedad de color naranja metálico. A continuación, en China y Japón, aparecieron nuevas variedades, provistas de extrañas formas en el cuerpo y aletas, que se distribuyeron rápidamente por todo el mundo. Su éxito se debe a que los ejemplares jóvenes pueden mantenerse en acuarios de interior y, al rebasar los 200 mm de longitud, pueden transferirse a estanques de aire libre.
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